domingo, 14 de noviembre de 2010

Despedida



Hola!,

Hace ya un mes que estoy en casa. Todo comienza a ser normalidad. He visto a la mayoría de la gente cercana (no a todos), vuelta al trabajo, y vuelta a las cosas buenas que no se tienen al viajar, como la familia o el deporte. Todo en esta vida termina y este viaje también ha terminado.

Os dejo un poema que leí hace poco y me gustó. La idea que quiero expresar no es que para vivir hay que viajar, sino que hay arriesgarse, ser valiente, trabajar y atreverse a coger lo que uno quiere.



Muere lentamente quien no viaja...


Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente esas que rescatan el brillo en los ojos
y restauran los corazones decaídos.

Muere lentamente quien no cambia de vida
cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…

¡Vive hoy!,
¡Haz hoy!,
¡Arriesga hoy!,
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

Pablo Neruda.





Así que, ¿quién sabe?, si uno debe luchar por lo que quiere..., a lo mejor yo vuelvo a viajar!!!. Pero mientras tanto, me despido con una imágen que resume todas.




Ha sido un placer compartir este blog con todos vosotros.
Más besos y abrazos.


Jorge.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

Transiberiano

(Foto: Dudu asomado a la ventana en el Tren 001 de Pekín a Ulan Bator).

¡El transiberiano!, cruzar Siberia en un viaje en tren de 9000 km. desde Moscú a Vladivostok. Este recorrido dado la vuelta parecía la forma perfecta de terminar el viaje. Pero, ¿Y sí en vez de conocer sólo Rusia pasase además por Mongolia?. Eso es lo que hicimos, volver desde Pekín a Moscú en el Transmongoliano.

El tren transiberiano que une Rusia occidental con Siberia y las lejanas provincias del Este fue inaugurado en 1904. Este tren es clave para entender como Rusia ha mantenido unido un territorio tan grande como el suyo. Los trabajos de construcción se iniciaron en ambos extremos y la mano de obra estuvo constituida por convictos y soldados rusos. El mayor obstáculo a salvar durante la construcción fue el lago Baikal. En los primeros años, antes de que existiese otra alternativa, el tren atravesaba el lago montado sobre un rompehielos!. Además de la ruta principal que discurre íntegramente por territorio ruso y termina en Vladivostok hay dos variantes que terminan en Pekín. Estas son el Transmanchuriano a través de Rusia y China, y el Transmongoliano que atraviesa Rusia, Mongolia y China.
Es sin duda la etapa del viaje que más planificación y esfuerzo previo ha requerido. Es necesario pedir tres visados: China, Mongolia y Rusia. Además, como no existe un billete o abono que te permita hacer la ruta parando y tomando varios trenes hay que comprar un billete de tren para cada trayecto. Quiero decir, que si partes de Irkutsk y quieres llegar a Moscú parando en Omsk, debes comprar dos billetes Irkutsk-Omsk, y Omsk-Moscú. Por ello, un viaje en el transmongoliano no es un viaje en un tren particular sino que consiste en utilizar las redes ferroviarias rusa, mongola y china para ir de Pekin a Moscú. Hay dos formas de plantearse el viaje. La primera es ir viajando al día, comprar únicamente el primer tramo de tren y los siguientes sobre la marcha. Comprar los billetes directamente en una estación rusa puede resultar frustrante (o divertido, según se mire). Esta opción también tiene el riesgo de quedarse colgado durante algunos días porque no haya disponibilidad de plaza para los próximos trenes. Es realmente una aventura pero para los que tenemos fecha de vuelta fija es un poco arriesgada. La segunda forma consiste en comprar los billetes de tren por adelantado a través de una agencia o acordándolo previamente con los hostales. En esta forma, debido a la complicación que lleva organizar todo por adelantado, se suelen hacer menos paradas. Pero esto puede ser positivo. El encanto del transiberiano consiste en pasar varios días en un tren de forma que los compañeros de compartimento lleguen casi a ser amigos!.(Gráfico: Recorrido del tren transiberiano, transmanchuriano y transmongoliano. Fotos: Letrero indicativo del Tren 001. "Pekín - Ulan Bator - Moscú" escrito en ruso, chino y mongol. Familia rusa con la que compartimos el último tren).




Pasaré a contaros lo que nosotros hicimos. Digo nosotros porque en esta parte del viaje me acompaño Dudu, mi amigo y compañero de piso en Madrid. Me hacía especial ilusión coincidir con él porque hace años, cuando este viaje todavía era un sueño, hablamos muchas veces sobre sus ventajas, cómo hacerlo, cuándo hacerlo... Después la vida manda y no es fácil que dos personas coincidan para viajar un año. Pero aquí estábamos, en CHINA, dispuestos a hacer el transiberiano juntos!. Nos encontramos el día 17-Oct en Pekín y comentamos que parecía que nos hubiésemos visto el día anterior. Es lo que tienen los buenos amigos aunque el tiempo pase la confianza no disminuye!. Estos primeros días en Pekín aprovechamos para cenar "Pato Pekinés", para ir al Mercado de la Seda, para hacernos unas camisas a medida por 10€, para que Dudu visitase lo más importante de Pekín y para ponernos al día de nuestras respectivas vidas. El día 20 de Octubre cogimos nuestro primer tren. El tren 001 desde Pekín a Ulan Bator. Fueron 25 horas y compartimos camarote con un matrimonio italiano. Pasamos las horas hablando de viajes y viendo fotos. Lo más curioso de este trayecto es el cambio de carruajes en la frontera entre China y Mongolia. Como el ancho de vía es diferente hace unos años era necesario cambiar de trenes. Hoy no es necesario. Unas grúas mantienen el cuerpo del vagón en el aire mientras las ruedas son cambiadas!. (Fotos: Guardas a la entrada del tren en Pekín).


En MONGOLIA atravesamos el desierto del Gobi y para nuestra sorpresa no encontramos dunas de arena sino más bien estepa y zonas llanas con escasa vegetación. En el Gobi la arena sólo cubre un 5%. En Ulan Bator fuimos a ver el mercado negro. Está en un descampado con mala apariencia y, aunque barato, resultó decepcionante. Como anécdota os contaré que a la salida del mercado quise hacer una foto, y desde un coche, sin mediar palabra, nos tiraron una piedra para que no la hiciésemos. Así que nuestra primera impresión de los mongoles fue que eran ariscos e introvertidos. Afortunadamente esto cambio durante los siguientes días. (Foto: Llegada a Ulan Bator).

Planificamos un recorrido de 4 días comenzando en el Parque Nacional Terelj que es famoso por los paisajes y las formas caprichosas de sus rocas. Las vistas eran preciosas pero lo más atractivo era aprovechar la hospitalidad mogola y dormir en ger con una familia. La familia con la que dormimos era extremadamente acogedora. Tenían una niña pequeña juguetona y muy alegre llamada "Anno". Pasamos una tarde genial porque siempre contaron con nosotros para todos los planes. Nos reímos con las bromas picantes que le gastaba nuestro conductor a la madre, fuimos a ver las estrellas y el contorno de una montaña que parece una mujer tumbada. Compramos cervezas y jugamos a un juego muy similar a "las tabas". Tanto nos integramos que incluso antes de dormir vimos un capítulo de la serie de moda en Mongolia! (Foto: Disfrazándonos con la primera familia. Según ellos, Dudu era un mongol y yo un kazaho. jaja!).

Un ger es una tienda tradicional mongola, similar a una pequeña carpa, hecha a base de pieles de cabra y oveja protegidas con una tela blanca y atadas con cuerdas trenzadas de pelo de camello. Son circulares y tiene un hueco en el centro para sacar la chimenea de la estufa y para que entre luz y ventilación. El ger está soportado por dos postes verticales que representan el hombre y la mujer de la casa. Por eso, según la tradición, nadie debe pasar entre medias de los dos palos!. En el centro del ger hay una estufa que dado que en la estepa hay pocos árboles suele funcionar con excrementos de vacas. Esta estufa, además de para calentar el ger, sirve para cocinar y para calentar el agua antes de lavarse. Las paredes interiores están recubiertas de telas decorativas y para dormir utilizan unas gruesas alfombras que extienden en el suelo. Como en Mongolia un 30% de la población es nómada los ger son apropiados porque se desmontan en poco tiempo y pueden transportarse con facilidad. Hoy en día es común ver a los mongoles viviendo en gers incluso en ciudades como Ulan Bator. (Fotos: Ger, o tienda tradicional mongola, por fuera y por dentro. Los palos están pintados de colores marrón, azul y naranja para representar la tierra, el cielo y el sol ).


La vida en el ger es tremendamente familiar porque todo sucede en un mismo habitáculo. Para desayunar tomábamos "te con leche y una pizca de sal" y un masa dulce frita acompañada con "Öröm" (nata dulce hecha calentando leche de vaca y dejándola reposar). La comida y la cena eras siempre lo mismo. "Sopa mongola" (sopa con carne de cabra y fideos amasados a mano). La cocina mongola es tan simple que no utiliza especias salvo la sal. Por eso, y porque tiene mucha grasa, al tercer o cuarto día que la comes y cenas llegas a aborrecerla. Una pregunta que nos hacemos a menudo los extranjeros al ver los gers es, ¿dónde se duchan?. La respuesta que nos dieron es "en verano vamos a la ciudad y nos damos una buena ducha". Y en invierno???, jaja!. Ahora me acuerdo yo de la ducha diaria que se estila en España!. Pero antes de juzgar debemos darnos cuenta de que un clima tan duro como el que hay en la estepa mongola condiciona la forma de vida. Temperaturas de -20ºC, -30ºC son comunes en invierno. Como dato anecdótico nos contaron que el invierno pasado fue especialmente duro con temperaturas tan frías (alcanzaron -50ºC) que gran parte del ganado pereció. (Fotos: Como les gustó el jamón a los mongoles. Nos pidieron que les enviásemos más al llegar a España!).

Ya fuera del Parque Nacional visitamos una gigantesca estatua de Genghis Khan montado en su caballo. Es la estatua ecuestre más grande del mundo. Es tan grande que pese a estar en medio de la aparentemente ilimitada estepa resulta imponente. Pasamos la noche en un ger junto a una familia Kazaha. Los Kazahos son el segundo grupo étnico mayoritario en Mongolia. Tienen una lengua diferente y también difieren en algunas de sus costumbres. A los gers los llaman yurts, pero lo que fue exactamente igual que la familia mongola es lo que tuvimos para cenar: Sopa de cabra!. (Foto: Estatua ecuestre de Genghis Khan. Tiene 40 metros de altura).



Los dos últimos días los dedicamos a montar a caballo. Esta parte la hicimos sin guía, acompañados únicamente por el dueño de los caballos que no hablaba inglés. Esta experiencia, fue la verdadera Mongolia!. Nos alojamos con una familia nómada que a penas tenía experiencia en el trato con los extranjeros. Si las noches anteriores nos habíamos sentido como invitados, aquí fue todo lo contrario. Nos permitieron sentarnos en un lado del ger mientras ellos realizaban la matanza de una cabra, cocían sus vísceras y las devoraban!. Llegaban a comerse trozos de sebo a mordiscos y sin mezclar con nada más. Los mongoles están fuertes pero con una buena capa de grasa por encima. Dudu bautizó a esta familia como "Los Canibales". Desde que se fue la luz natural no teníamos nada que hacer en el ger. No había luz eléctrica, no podíamos comunicarnos con la familia, fuera hacía muchísimo frío... En la cena, pese a que no nos apetecía tomar más sopa nos obligaron a terminar lo que había en el plato. Era como ser niños pequeños de nuevo. Para no defraudar Dudu se metió toda la grasa en la boca, sonrió, y salio corriendo a escupirla fuera del ger!. Nos fuimos a acostar en cuánto pudimos. Y nada de camas o encender la estufa un poquito antes de levantarnos para que el ger estuviese calentito al levantarnos. Aquí la experiencia fue más auténtica. Nos señalaron el suelo y a dormir. Fue una larga noche en la que pasamos frío, desarrollamos cierta repugnancia al olor continuado a carne, y dormimos poco. Pero visto desde la distancia nos hicimos una idea de lo dura que tiene que ser la vida en invierno en la estepa Mongola. Fue una experiencia diferente!. (Fotos: Montando a caballo. Y, en la tienda con "Los canibales").



El tren 263 hace el trayecto UlanBator-Irkutsk que son 29 horas. Al montar en el vagón ocurrieron dos cosas. Primera, una persona, supuestamente compañera de camarote, estuvo los primeros 10 minutos sentado y colocando bolsas. En ese tiempo yo también me dediqué a colocar nuestras mochilas y por un momento perdí de vista la chaqueta. Y segunda, a los 10 minutos vinieron una atractiva chica mongola y un gordo enorme. Dudu y yo teníamos todas nuestras esperanzas en la chica, pero no tuvimos suerte y nos toco un compañero de viaje inmenso!. Que la suerte no sonreía en este tren lo iba a aprender yo rápidamente al día siguiente. Nos despertaron unos vendedores de guantes de cuero, me gustaron y quise comprar unos. Al ir a pagar me di cuenta de que no tenía la cartera. Me la había robado el hombre que se metió al camarote con nosotros la noche anterior!. Que tonto había sido!. Que falta de atención por mi parte!!. Tal rabia tenía yo en ese momento que decidí salir a mirar por la ventana del pasillo. Estábamos llegando a la frontera entre Mongolia y Rusia y se habían montado unos militares mongoles en el tren. Saqué la cámara de fotos e hice una foto para distraerme. Una foto a nada. Una foto a la estepa medio nevada y al cielo gris. En eso vino uno de los militares mongoles, me empujó y me indicó que entrase al camarote. Escribió en un papel "20$". Tenía que pagar 20$. ¿Por qué?, ¿Por hacer una foto?. No había ninguna restricción para hacer fotos en el tren. No tenía razón. Le ofrecí borrar la foto. ¿Por qué debía pagar?. El militar comenzó a ponerse nervioso, a señalar el reloj e indicar que el tren se estaba acercando a la frontera con Rusia. En ese momento revisas mentalmente tus opciones. Puedes pagar, perder 20$ y que todo quede en una anécdota. O puedes negarte a pagar, proteger tus derechos y exponerte a que el militar te revisé todo el equipaje, con la posibilidad de tener que bajar del tren, o, incluso que en la revisión te desaparezca alguna cosa más cara que 20$. Con mucha rabia decidí pagar!. La suerte no sonreía en este tren. Llevaba dos horas despierto y me habían robado la cartera, estafado 20$, y todavía faltaba el lado ruso de la frontera que sobre el papel era el más peligroso!. Dudu se reía. Aunque también me animaba y me hacia comprender que los derechos que tenemos en España hay muchas zonas del mundo en dónde no los tienen. Unas horas después pasamos la frontera rusa sin ningún contratiempo. Es más, los militares rusos vestían unos elegantes abrigos y nos hablaron educadamente en inglés. (Fotos: Dudu comiendo "Kolbassa", embutido típico en Rusia y Mongolia similar a la butifarra, junto a nuestro compañero de camarote. Foto de 20$!. Por esa foto me estafaron 20$).


Una vez en RUSIA, en Irkutsk fuimos a Listvyanka a conocer el lago Baikal. Es el lago más profundo de la tierra con una profundidad de 1637 metros y contiene un 20% del agua dulce mundial (descontando los casquetes polares). En el lago viven multitud de especies autóctonas como el "Omul" un pescado mezcla de trucha y salmón, y que ahumado constituye una de las delicias de la zona. Fue aquí dónde probamos el "Banya". Es la sauna tradicional rusa, muy similar a una sauna finlandesa, pero utilizando además unas ramas de eucaliptus para azotar y mejorar la circulación de la sangre. Resulta muy gay pero le echamos ilusión y la probamos!. De vuelta en Irkutsk salimos por la noche porque era Halloween. Halloween es una fiesta de origen americano pero hoy en día se celebra incluso en Rusia. Salir en Rusia es muy divertido. Lo pasamos muy bien!. (Fotos: Omul ahumado en el lago Baikal. Banya, o sauna tradicional rusa).




El último tren de Irkutsk a Moscú fueron 70 horas!. Con tantas horas te da tiempo a conocer a tus compañeros de vagón, a leer, a ver alguna película en el ordenador, a dormir, a mirar muchas horas por la ventana, a pensar, e incluso hay tiempo para aburrirte. Entonces, cuándo estás aburrido es cuándo aparecen las cervezas, las botellas de vodka y de cognac. Los rusos exteriormente resultan duros y poco amables. A veces parece que no quieren ayudarte y te responden únicamente con un "Niet". La gente no sonríe ni se saluda casualmente como hacemos en España. Todo esto es cierto. Sin embargo, los rusos resultan realmente generosos y buenos amigos cuándo pasas a conocerlos. Si comparten su comida, o una botella de alcohol, no te dan a probar y ellos se comen el resto. Sino que la dividen en partes iguales e insisten en que compartas con ellos. En el tren conocimos a Sasha un ingeniero ruso que hablaba inglés y que fue nuestro traductor con el resto del vagón. Esa tarde conocimos a Andrei, un niño ruso de 14 años que desarrolló cierto afecto por nosotros y venía a menudo a jugar al ajedrez o a traernos frutos secos regalo de sus padres. Otra tarde la pasamos con nuestros compañeros de camarote. Era un padre, al que apodamos "Tanque ruso", por lo fuerte que estaba, y su esposa e hijas. Era un nacionalista ruso que en otra circunstancia nos dado miedo, sin embargo, allí en el tren, como le conocimos con sus hijas, jugando y riéndonos resultó ser un buen compañero. (Fotos: Primera foto: Dudu y Shasha. Segunda foto: Yo jugando al ajedrez con Andrei. Tercera foto: "Russia" escrito en cirílico. Hay una correspondencia entre nuestro alfabeto y el cirílico. La P es nuestra R, la C es nuestra S, la N invertida es nuestra i, así "Poccnn" queda "Rossii" que ya es más similar a "Rusia". Aprender a transliterar las letras te permite moverte más fácilmente en Rusia).



Finalmente el día 01-Nov llegamos a Moscú. Como Dudu volaba al día siguiente pasamos esa tarde visitando la Plaza Roja y fuimos a cenar a un sitio tradicional. Aquí terminaba el viaje para Dudu, y en pocos días terminaría el viaje para mi. (Fotos: Abrazo con Dudu al llegar a Moscú, y foto con la camiseta del viaje delante de la Catedral de San Basilio).


















Como siempre aquí tenéis alguna foto más de esta parte del viaje.
Abrazos y besos para tod@s!

Jorge.